
Los docentes que desde Quilmes impulsamos “EduKadores” estamos convencidos que a partir de 2003 hubo en lo educativo un cambio de paradigma lo suficientemente profundo y movilizador.
Desde
entonces, y en contraposición a las injustas recetas neoliberales lanzadas
contra las escuelas públicas argentinas y su comunidad educativa, se abrieron
nuevas ventanas que nos permiten visualizar horizontes contrapuestos con
aquellos.
Los
intereses de las mayorías y la construcción de un proyecto de país mucho
más igualitario aparecen como un desafío en curso, posible y abierto que nos
interpela.
Nos
convocamos sabiendo que los avances concretados, en el nivel discursivo pero
también en hechos palpables, no son menores. Son producto del sacrificio del
pueblo argentino y de decisiones políticas en una etapa sin precedentes.
La Ley de
Financiamiento Educativo fue piedra fundamental: de manera inédita y
estratégica, el presupuesto destinado a la enseñanza trepó hasta el 6% del PBI,
revirtiendo tres décadas de fuerte desinversión y vaciamiento del sistema
educativo.
Las mejoras
salariales para los trabajadores de la educación en negociaciones paritarias
ininterrupidas, que repercutieron en mejores condiciones laborales generales,
son el punto de partida desde el cual queremos darle carnadura a una agenda que
asuma y cuestione integralmente la nueva realidad educativa en nuestro país,
debate en el que no podemos estar ajenos.
En nuestra
memoria más triste queda la nefasta Ley Federal de Educación con su fracasado
Polimodal, impulsada en la provincia por el gobierno de Eduardo Duhalde.
Celebramos
que, dando vuelta esos paradigmas expulsivos de la educación elitista y
liberal, en los últimos años, desde lo legislativo y las políticas públicas, se
haya instalado la idea fuerza de la “inclusión”, que no es otra cosa que la
construcción de una escuela pública en la que todos los hijos del pueblo puedan
acceder a una educación significativa y de calidad. Defendemos esa premisa como
un piso irrenunciable.
En estos
años, y a iniciativa de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, junto a
las normas ya mencionadas, volvió a articularse en 2005, la Educación Técnico
Profesional (ley 26.058). El sistema de escuelas técnicas, aquellas que
habían sido destruidas en el menemismo, fue recuperado al calor de un aparato
productivo en vías de reactivarse.
Se sancionó
una nueva Ley Educativa (26.206) que entre otras cosas, instala que el concepto
de “calidad educativa” supone, según el Estado Argentino, la construcción de
saberes; el acceso a lo simbólico y la formación de ciudadanos de
derechos.
Esa norma,
se aleja de criterios meramente evaluativos,
tal como exigen por su parte, los organismos financieros internacionales y
reproducen los monopolios mediáticos, en su constante machacar contra la
escuela pública.
Otras
medidas que impactaron fuerte en la comunidad y por lo tanto en las escuelas y
en la posibilidad de ampliar el acceso a la formación y a las tecnologías de la
comunicación fueron la Asignación Universal por Hijo y los programas
PROCREAR y Conectar Igualdad.
Las nueve
universidades públicas nacionales construidas y financiadas entre 2006 y 2009,
y el fuerte impulso de las ya existentes, que acercan el acceso desde las
barriadas populares al nivel académico superior y los contundentes
avances en Ciencia y Tecnología, no pueden negarse y pasar desapercibidos para
quienes construimos saber junto a los pibes.
Tampoco
somos ajenos al impacto, la calidad y el criterio sostenido en iniciativas
culturales y de comunicación tales como el canal Encuentro, Paka Paka,
Tecnópolis, el Museo del Bicentenario y el imponente Centro Cultural Kirchner
entre otras obras de esta década.
Resultado de
una construcción democrática, necesaria y ejemplar, la nueva Ley de Medios
Audiovisuales debe alcanzar un impacto directo en nuestras escuelas. Se trata
de un desafío que debemos asumir en tanto entendemos, tal como esa norma
sostiene, a la comunicación como un
derecho y no como una mercancía.
Las
políticas de Derechos Humanos, ancladas en la consigna histórica de Memoria,
Verdad y Justicia, también pasaron a formar parte de la vida cotidiana de
nuestras escuelas.
Todo lo
desarrollado en torno a la Educación Sexual Integral, que acompaña otras normas
como al derecho a la identidad y avanzan fuertemente hoy en construir una
sociedad futura en la que sea realmente posible el “Ni una menos”.
En nuestros
alumnos vemos también la posibilidad abierta en esta etapa a la participación
juvenil activa en la política, única herramienta para cambiar la vida del
pueblo.
Sin dejar de
observar las dificultades cotidianas, los educadores asumimos y defendemos la
agenda social de estos tiempos.
Desde el
inequívoco lugar en la defensa de lo conquistado; de lo construido, a sabiendas
que no comenzamos de cero y con la alegría de ser protagonistas de un proyecto
popular y democrático, sumamos fuerzas también en Quilmes para ir por los
desafíos que faltan, a los que no renunciamos.
Quilmes, septiembre 2015
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